Friday, June 10, 2016

Reseña “Psicología de la auto-mutilación y depresión: historias y encuentros con la realidad”

Emily Tomlinson en esta ocasión sorprende al público al lanzar a la venta su nuevo libro:“Psicología de la automutilación y depresión: historias y encuentros con la realidad”. El libro inicia con la historia de un hombre de 34 años que después de pasar por una fuerte depresión y sin recibir ayuda alguna decide suicidarse. Esta historia abre las puertas a lo que será el resto del libro, anécdotas, testimonios, análisis y métodos de terapia psicológica serán los contenidos de éste libro tan controvertido.

Comenzando con la descripción acerca de qué es la depresión y cómo se desarrolla en la adolescencia, Emily se centra en los temas relacionados con el matoneo o mejor conocido como bullying, los problemas intrafamiliares y otro problema que ha venido desarrollándose y creciendo de forma acelerada en los últimos años, los desordenes alimenticios, causados fundamentalmente por la publicidad y el prototipo de mujer bella que ésta nos impone.

Una vez mencionadas las causas que pueden llevar a la depresión, la autora procede a describir los problemas que se desenlazan de ésta, por supuesto la auto-mutilación y con ella, en muchos casos, el suicidio. En éste punto Tomlinson hace una análisis acerca de cómo puede la depresión llevar a las personas a realizar actos como estos, en los que la agresión contra el propio cuerpo se convierte en una salida de desahogo, en una especie de catalizador. También intenta responder al cómo en muchos casos se convierte la auto-mutilación en una forma de manipulación inconsciente hacia los otros, pues es evidente que se intenta llamar la atención y atraer la preocupación de los otros por los actos auto-agresores.

“Psicología de la auto-mutilación y depresión: historias y encuentros con la realidad” continúa y cierra con la recopilación de historias y testimonios de varias personas de todas las edades y de diferente sexo, que lucharon y luchan actualmente contra éste padecimiento. La autora del libro, introduce dentro de éstos testimonios, algunas palabras de los psicólogos y terapeutas que los han venido tratando, explicando cómo ha sido su proceso, informando nuevas técnicas, tratamientos y formas de terapia que han ayudado a las personas que cuentan sus historias en el libro, a superar, paso a paso, la depresión y la auto-mutilación.

Wednesday, June 1, 2016

¿Automutilacion?

¿Automutilacion?

Hola lectores, la otra vez en clase estábamos viendo un tema sobre los trastornos mentales, y descubrí que hay personas que sienten placer en lastimarse así mismo, esta enfermedad causa que las personas se realicen lesiones, cortaduras o en casos extremos mutilaciones de miembros. Bueno la investigación que hice es la siguiente.

La acción de automutilación se le conoce también como auto-lesión, auto-agresión y auto-abuso, esta conducta que incluye daño tisular o la alteración de liberada al cuerpo, sin llegar al suicidio. La acción de lastimarse es repetitiva y compulsiva, con mayor frecuencia son los adolecentes quienes realizan estos actos cuando experimentan emociones muy fuertes o de depresión. Las lesiones realizadas por estas personas llegan desde cortarse la piel con objetos punzo-cortantes, y si no tienen algún objeto a su alcance, utilizan sus propias uñas o se golpean hasta hacer daño notable.

En ocasiones las conductas son acompañadas por alguna enfermedad psiquiátrica. Las enfermedades de forma psicosis donde la automutilación es frecuente son; el autismo, trastornos obsesivos-compulsivos y una patología llamada Gilles de la Tourette. Este síntoma también lo pueden padecer las personas normales. La gente que llega a padecer esto es porque fueron víctimas de abuso o sufrieron stress postraumático, 
en forma accidental o casual se encuentra de esta manera (auto-tortura) la disminución de su ansiedad y conflictos.

Al mutilarse y/o lastimarse la auto-culpa disminuye, y se entra en un círculo adictivo, que puede ser placentero aunque incluya el dolor. Explica el doctor José Aníbal; este comportamiento puede durar de cinco a diez años, pero si no es detectado a tiempo, puede persistir muchos años más.

Armando Favazza un psiquiatra que ha categorizado la automutilación de acuerdo a los estímulos:

MAYOR- Cuando involucra partes importantes del cuerpo que son destruidas. Cabe mencionar aquí, por ejemplo, a quienes se castran ellos mismos. Estos casos corresponden a impulsos de desorden psicótico. Estos casos están históricamente asociados con religiones y sectas satánicas. como ejemplo tenemos: cortaduras, quemaduras, heridas, arañazos, mordeduras, golpes, marcas, golpes en la cabeza, moretones, rasguños, jalarse y arrancarse la piel o el cabello o hacerse tatuajes o perforaciones ellos mismos.

ESTEREOTIPICA-La mayoría de estas mutilaciones se realizan para expresar algo, se hacen sin una convicción plena y con cierta vergüenza. Muchas veces son simbólicas. Se han presentado casos en los enfermos autistas, quienes se valen de esto para expresar algo que les afecta.

SUPERFICIAL-Se hacen como rituales, responden a comportamientos compulsivos, estrés o simplemente a una búsqueda de dolor liberador de endorfinas en el cuerpo, que para algunas personas resulta en un trance especial, donde no hay discriminación entre lo emocional y lo físico y donde prácticamente la sensación de dolor desaparece.


Un ejemplo de este tipo de personas que sufren de adicción a las mutilaciones es Alex Mensaert, un hombre de 39 años casado felizmente, su esposa comprende su fascinación tan rara (por decirlo así). Hace algunos años Alex sufrió un accidente, cuando despertó ya se encontraba en el hospital y sin una de sus piernas. Al parecer él tuvo una reacción contraria a la habitual que tienen las personas que pasan por esta desgracia. Alex disfruto tanto la sensación de no tener su pierna que desde entonces empezó a buscar escusas para realizarse nuevas operaciones. Con el tiempo logro convencer a un cirujano para que le amputara una parte de su pierna afectada, pero no fue suficiente esta acción así que tuvo que contratar a un cirujano clandestino para que le pudiera cortar la pierna que tenia sana. Después de esto no quedo satisfecho e impulsado por su adicción busco a un cirujano que le cortara el brazo izquierdo a la altura del codo, pero al ver que nadie en su sano juicio haría ese trabajo, al darse cuenta que nadie cortaría su miembro, decidió congelarse el brazo con hielo seco e inyectarse silicona para que atenuara aun más el dolor, con un cuchillo cebollero, él mismo corto su brazo, únicamente quedo con su brazo derecho ya no decidió seguir con esta práctica por miedo a perder su autonomía. 

Fuente: http://ratodeociosidad.blogspot.com/2011/05/automutilacion.html

Monday, May 30, 2016

¿Por qué me lastimo a propósito?

“Los cortes en las muñecas fueron tan serios que tuvieron que darme puntos. Le expliqué al médico que me había cortado con una bombilla eléctrica. No le mentí, pero no le dije que lo había hecho a propósito.”—Sandra, de 23 años.
“Mis padres solo han visto los cortes menos graves, que parecen arañazos. [...] A veces, cuando ven alguno que les extraña, me invento una excusa. [...] No quiero que se enteren.”—Adriana, de 13 años.
“Me provocaba heridas desde los 11 años. Sabía que Dios siente un elevado respeto por el cuerpo humano, pero ni siquiera eso me frenaba.”—Jennifer, de 20 años.

fuente: http://www.centrovidayfamilia.com/media/k2/items/cache/9ecd376e5371efaef9aad9bc9143aed8_XL.jpg
PUEDE que conozcas a alguien como Sandra, Adriana y Jennifer. Quizás sea una compañera de estudios, tu hermana o incluso tú mismo. Se calcula que tan solo en Estados Unidos hay millones de personas —en su mayoría jóvenes— que, por ejemplo, se cortan, queman, golpean o arañan la piel a propósito.
¿Lastimarse deliberadamente uno mismo? En el pasado, muchos hubieran atribuido semejante comportamiento a la influencia de alguna secta o moda extravagante. En la actualidad, sin embargo, se dispone de mucha información acerca del trastorno de la autolesión, el cual incluye los cortes y la automutilación. Y según indican los datos, también ha aumentado el número de afectados. “Todos los médicos concuerdan en que los casos se han incrementado”, declara Michael Hollander, director de un centro estadounidense especializado en el tratamiento de dicho trastorno.
Estas autoagresiones casi nunca son mortales, pero sí son peligrosas. Examinemos, por ejemplo, el caso de Beatriz. “Utilizo hojas de afeitar para cortarme —explica—. Me han hospitalizado en dos ocasiones; una vez me tuvieron que llevar a la sala de emergencias debido a un corte muy grave.” Al igual que otras muchas víctimas de este trastorno, Beatriz continúa de adulta con esta práctica. “Empecé a los 15 años y ahora tengo 30”, confiesa.
¿Sufres tú o algún conocido tuyo el mismo problema? Si así es, no pierdas la esperanza, todavía se puede hacer algo. En el siguiente número de esta revista analizaremos de qué modo es posible ayudar a quienes padecen este trastorno.* Con todo, antes convendría saber qué tipo de personas lo desarrollan y por qué.
Un perfil muy diverso
Resulta difícil clasificar en un solo grupo a todos los afectados. Unos provienen de familias problemáticas; otros de hogares estables y felices. Mientras que a algunos les va mal en los estudios, hay muchos que son alumnos destacados. Quienes se agreden a sí mismos apenas dan señales de tener un problema, pues no todo el que se siente abrumado por las dificultades lo demuestra. La Biblia dice: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor” (Proverbios 14:13).
Por otro lado, la gravedad de las heridas varía según el caso. Cierto estudio, por ejemplo, reveló que algunos se cortan solo una vez al año; otros, en cambio, llegan a hacerlo dos veces al día. Un dato interesante es que hay más varones con este problema de lo que se pensaba. Aun así, es más habitual entre las adolescentes.*
Pese a presentar un perfil tan diverso, algunas víctimas parecen tener ciertas características comunes. Una enciclopedia sobre jóvenes indica: “Los adolescentes que se provocan lesiones suelen creerse desamparados, les cuesta abrirse a los demás, se sienten aislados y, además, tienen miedo y poca autoestima”.
Tal vez alguien diga que esta descripción coincide con la de cualquier joven que se enfrenta a los temores e inseguridades propios del desarrollo. Pero lo cierto es que, para los afectados por este trastorno, la lucha es mucho más intensa. Al ser incapaces de expresar y transmitir sus conflictos internos a alguien de su confianza, se sienten abrumados por las presiones escolares, las exigencias laborales y los problemas familiares. No ven una solución y creen que no tienen con quién desahogarse. La tensión se vuelve insoportable. Y entonces, un día hacen un descubrimiento: si se lastiman físicamente, alivian hasta cierto grado su ansiedad y parece que pueden continuar con su vida... al menos por el momento.
Pero ¿por qué recurren al dolor físico para liberar su angustia? Para entender mejor por qué lo hacen, imagínate que estás en la consulta médica a punto de recibir una inyección. ¿Nunca te has pellizcado o te has presionado la piel con la uña para distraerte y no notar el pinchazo de la aguja? La persona que se lesiona hace algo parecido, pero a un grado mayor. Cuando se corta, se distrae y no nota tanto el “pinchazo” de la angustia. El dolor físico le resulta más soportable que sus sentimientos de angustia. Tal vez esto explique por qué una víctima definió el acto de cortarse como el “remedio para [sus] miedos”.
“Un mecanismo de control de la tensión”
Para quienes no estén familiarizados con este trastorno, la autolesión puede parecer un intento de suicidio. Pero por lo general no se trata de eso. “En realidad, estos jóvenes solo intentan poner fin a su dolor, no a sus vidas”, escribe Sabrina Solin Weill, editora ejecutiva de una revista para adolescentes. De ahí que cierta obra de consulta denomine a esta práctica “una estrategia de ‘supervivencia’ y no una manera de escapar de los problemas”. También la llama “un mecanismo de control de la tensión”. ¿Qué tipo de tensión?
Se ha descubierto que muchos jóvenes que se lastiman deliberadamente han sufrido algún trauma durante su infancia, debido tal vez a los abusos o al abandono. En otros casos, el factor desencadenante son las dificultades familiares o el alcoholismo de uno de los padres. En ocasiones, el problema también puede deberse a un desequilibrio mental.
Pero estas no son las únicas causas. A Sara, por ejemplo, la dominaba lo que ella misma describe como un feroz perfeccionismo. Aunque había cometido varios errores graves y había recibido la ayuda de los ancianos cristianos, se atormentaba por sus faltas diarias. “Creía que tenía que ser estricta conmigo misma —explica—. Y lastimarme era una manera de disciplinarme. Mi ‘disciplina’ abarcaba arrancarme el pelo, cortarme las muñecas y los brazos, golpearme, causarme fuertes moretones e imponerme castigos como meter la mano en agua muy caliente, quedarme en la calle sin abrigo un día de mucho frío o pasar un día entero sin comer.”
En el caso de Sara, su comportamiento autoagresivo manifestaba el profundo odio que sentía hacia sí misma. “Aun cuando me daba cuenta de que Jehová había perdonado mis errores —cuenta—, yo no quería que lo hiciera. Me odiaba tanto que pensaba que merecía sufrir. Sabía que Jehová nunca concebiría un lugar de tormento como el infierno de la cristiandad, pero deseaba que inventara uno solo para mí.”
“Tiempos críticos”
Quizá haya quienes se pregunten cómo es que esta escalofriante práctica se conoce tan solo desde hace unas décadas. Los estudiantes de la Biblia sabemos que estamos viviendo en “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1). Por eso, no nos sorprende que algunas personas —entre ellas jóvenes— se comporten de un modo que cuesta entender.
La Biblia reconoce que la “opresión puede hacer que un sabio se porte como loco” (Eclesiastés 7:7). Las dificultades de la adolescencia —acompañadas a veces de experiencias traumáticas en la vida— pueden fomentar una conducta dañina, que incluya la autolesión. La joven que se sienta sola y que crea que no tiene a nadie con quien hablar puede acabar haciéndose cortes para encontrar alivio. Pero el alivio que pueda lograr de este modo no dura mucho. Tarde o temprano, los problemas surgen de nuevo, y con ellos la costumbre de hacerse daño deliberadamente.
Quienes padecen este trastorno por lo general quieren dejarlo, pero les resulta muy difícil. ¿Cómo han logrado algunos abandonar esta práctica? Encontrarás la respuesta a esa pregunta en el artículo de “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo dejar de lastimarme a propósito?”, del número de febrero de ¡Despertad!

Thursday, May 26, 2016

Fobia a las cortaduras

Foto: Pablo Yanez
Se llama hematofobia, pero yo no le temo a los cuchillos ni a las jeringas, así que digamos que es esta mi fobia.

Comenzó cuando le vi las muñecas heridas a una a miga y le pregunté "¿que te pasó?" y ella me respondió que se las había provocado ella misma por sentirse sola, en ese momento no sentí pánico al verle las muñecas, todo comenzó cuando cuando vi a una mujer en la tv cortándose la muñeca en ese momento sentí un poco de mareo y no me desmallé quizá porque estaba sentado, desde ese momento cada ve que veo una herida que veo una muñeca cortada me pasa lo mismo que esa noche.

Pero en parte entiendo a esas personas porque me he sentido muy deprimido, claro no hasta llegar a los extremos de hacerme daño, lo mas que he llegado ha hacer es ponerme a llorar escondido en mi cuarto.
Pienso que esto ocurre como cuando te recomiendan un libro, pero en vez de preguntarte "¿has leído este libro?", te preguntan si has intentado cortarte cuando te sientes mal o como las droga: un "amigo" te ofrece un poco y luego terminas probado todo tipo de drogas.

Escribir este blog es casi un reto para mí, intento ver la menor cantidad de fotos relacionadas a este tema. Claro, mi fobia es solo a las cortadas. aun así espero ir superándola día tras día.

Monday, May 23, 2016

Automutilación



Otros nombres: Autodañarse, Autoflagelación, Autolaceración, Autolesionarse, Conducta autodestructiva, Conductas autolesivas, Cortarse 
     
La automutilación es una conducta por la cual una persona se hace daño a sí misma a propósito. Alrededor de una en cien millones de personas se autolesiona y sucede más en las mujeres que en los varones. Una persona que se autolesiona no tiene la intención de suicidarse pero está a mayor riesgo de intentar suicidarse si no consigue ayuda.
La automutilación tiende a comenzar en la adolescencia y primeros años de adultez. Algunas personas pueden automutilarse algunas veces y no hacerlo más. Otras, se hacen cada vez más daño y tienen problemas para detenerse.
Los ejemplos de automutilación incluyen:
  • Cortase (con una navaja, un cuchillo o cualquier objeto lo suficientemente filoso para cortar la piel)
  • Dar puñetazos a sí mismo o a una cosa (como a una pared)
  • Quemarse con cigarrillos, fósforos o velas
  • Tirarse y arrancarse el pelo
  • Introducir cosas a través de los orificios del cuerpo
  • Quebrarse los huesos o golpearse hasta tener moretones
Psicólogos online
http://www.siquia.com/2014/03/el-placer-en-el-dolor-adolescentes-y-automutilacion-2/
Mucha gente se autolesiona porque les da una sensación de alivio. Algunas personas se cortan como una manera de lidiar con un problema. Algunos adolescentes dicen que cuando se autolesionan están tratando de detener sentimientos de soledad, enojo o desesperanza.
Es posible sobreponerse a la necesidad de automutilacion. Existen otras maneras de encontrar alivio y lidiar con las emociones. La asesoría psicológica puede ayudar.
Oficina para la Salud de la Mujer en el Dept. de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU

Fuente: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/selfharm.html